
Pentecost (B)
Pentecostés • Año B
“El Espíritu es una paloma de alas brillantes y flexibles.
Invisible, nos guía con su amor y nos llama cuando canta”
Invisible e inesperado. Dos palabras que pueden describir la celebración de Pentecostés de hoy, pero también tantas otras facetas de nuestra fe y de nuestras vidas. Hace poco más de un mes, muchos nos quedamos embelesados con el eclipse. Cuando el sol dejó de verse en pleno día. El eclipse también coincidió con la celebración de la Anunciación, cuando un ángel visitó inesperadamente a María y le dijo que había sido elegida para dar a luz al hijo de Dios. Y hoy, este Espíritu invisible visita a los apóstoles y les da inesperadamente la capacidad de hablar en lenguas para proclamar la Buena Nueva. Los apóstoles, María y cada uno de nosotros experimentamos asombro, admiración y tal vez incluso decepción porque nuestras mentes humanas no podían comprender plenamente lo que estábamos presenciando. Pero en esto se basa nuestra fe. Asombro ante el amor de Dios por cada uno de nosotros. Asombro ante la capacidad de Jesús para morir en la cruz por cada uno de nosotros. El deseo de cada uno de nosotros de conocer a Dios tan profundamente que desearíamos tener todas las respuestas sobre nuestra fe al alcance de la mano. Al terminar este tiempo de Pascua, inclínate hacia lo invisible y lo inesperado.